Repudio a los violentos que amenazaron la seguridad del país. Miles de manifestantes vuelven a tomar las calles de diferentes ciudades en Irán. Denuncian los recientes actos de violencia y los disturbios, que tuvieron lugar la semana pasada, durante las protestas por el alza del precio de la gasolina.
Expresan indignación por los graves daños contra propiedades públicas y privadas. Aseguran que los problemas económicos no justifican los actos de los saboteadores.
Los disturbios se distinguen de la protesta porque amenazan nuestra seguridad nacional. Nuestra línea roja es la agresión a los bienes públicos.
El racionamiento y alza de los precios de la gasolina en un 50 por ciento, tomó por sorpresa a la gente. Hubo protestas, sin embargo algunos individuos aprovecharon la situación y quemaron bancos, tiendas, estaciones de metro y gasolineras.
Varios civiles y miembros de las fuerzas de seguridad murieron, aunque aún no hay cifras oficiales de las víctimas. Las autoridades culpan a Estados Unidos y sus aliados.
Las autoridades de la provincia occidental de Kermanshah aseguran haber identificado a individuos afiliados a grupos terroristas como el grupo terrorista Muyahidín Jalq (MKO, por sus siglas en inglés), PJAK (acrónimo en kurdo del Partido para una Vida Libre en el Kurdistán) e incluso EIIL (Daesh, en árabe) durante los disturbios.
El Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán afirma que responderá a los países que impulsaron estos incidentes y asegura que la mayoría de alborotadores han sido arrestados.
Los manifestantes tienen exigencias al Gobierno, pero aseguran que continuarán manifestándose contra los actos violentos.
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