Cerca de 41 mil palestinos han perdido la vida y la situación humanitaria y sanitaria del enclave está en declive. La grave escasez de combustible ha obligado a los palestinos a quemar plásticos para producir combustible, que se necesita con urgencia para llevar la ayuda humanitaria.
Mediante un complejo proceso, Mahmoud Musleh, del norte de Gaza, extrae y destila combustible a partir de los residuos de desechos plásticos que se queman a altas temperaturas. Los trabajadores del equipo de Musleh recogen los desechos plásticos que inundan las calles del norte de Gaza y luego los queman en hornos improvisados para convertirlos en combustible, a pesar de los grandes riesgos para la salud asociados a esta práctica.
En medio de los continuos ataques israelíes, la Defensa Civil Palestina es la que más necesita combustible en Gaza para llegar a las zonas bombardeadas y llevar a cabo operaciones de rescate de civiles.
La grave crisis de escasez de combustible también está amenazando el trabajo urgente de los hospitales en Gaza y ha provocado el cierre de un gran número de panaderías y plantas de desalinización, lo que ha provocado que la comida y el agua sean aún más escasas.
Naciones Unidas ha confirmado que las operaciones humanitarias básicas en Gaza requieren 400 mil litros de combustible al día para funcionar, y la grave escasez de combustible amenaza el funcionamiento de los servicios vitales en toda Gaza.
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