El régimen de Israel demolió en junio el mismo número de casas en Cisjordania que en los cinco primeros meses del año en curso, dejando sin hogar a un centenar de palestinos, en plena crisis de la pandemia del coronavirus, causante de la COVID-19, y coincidiendo con los planes de anexión israelí de esa zona, — ya de por si ocupada desde 1967 tras finalizar la guerra de los Seis Días —, según denunció el lunes la oenegé israelí Betselem.
Conforme reporta esta organización, 30 viviendas fueron demolidas en el Área C de Cisjordania ocupada, administrada militarmente por las fuerzas israelíes, provocando el desplazamiento forzoso de un centenar de palestinos, 53 de ellos menores.
Las autoridades israelíes alegan que las estructuras derribadas carecen de permisos necesarios para su construcción, cuyas licencias las tramita un órgano militar, mientras que las organizaciones internacionales denuncian las dificultades para obtenerlas y la falta de suelo para uso de la población palestina autóctona.
La oenegé israelí alertó además de un aumento de las demoliciones de residencias palestinas en el este ocupado de Al-Quds (Jerusalén), so pretexto de carecer de los oportunos permisos municipales, por las fuerzas ocupantes de esta área, pese a no ser esta anexión reconocida por la comunidad internacional.
En este caso, agrega Betselem que hasta 13 viviendas fueron derribadas, una cifra que viene significando el doble que las destruidas en los primeros cinco meses del año, lo que dejó sin casa a 51 palestinos, 31 de ellos menores.
“El mundo está lidiando con una crisis de salud sin precedentes de magnitud aún desconocida. Sin embargo, las autoridades israelíes continúan invirtiendo tiempo y esfuerzo en abusar de las comunidades palestinas más vulnerables”, señaló Betselem para luego acusar al régimen de Tel Aviv de llevar a cabo una política de expulsión de palestinos de sus tierras ancestrales.
Las agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en territorio palestino han venido pidiendo reiteradamente a autoridades israelíes parar las demoliciones de las estructuras palestinas en la Cisjordania y Al-Quds ocupada, y, en su lugar, desarrollar políticas de planificación para esas poblaciones vulnerables.
Las demoliciones han ido en aumento en Cisjordania a medida que las restricciones de movimiento para contener la propagación de COVID-19 aplicadas por la Autoridad Nacional Palestina (ANP) han ido rebajándose, y, a su vez, han coincidido con los planes israelíes de anexionar partes de esta área, pese a la oposición de la mayor parte de la comunidad internacional.
El polémico plan del primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, de querer ejecutar la anexión del 30 % del Área C de Cisjordania, descrita en los Acuerdos de Oslo, incluidos todos los asentamientos ilegales israelíes, que pretendía materializarse a partir del pasado 1 de julio, se ha paralizado de momento por la fuerte presión internacional e inclusive ha recibido un enérgico rechazo de algunos países aliados, como Alemania, el Reino Unido, entre otros.
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