El mandatario turco, Recep Tayyip Erdogan, ha indicado este domingo que la reciente campaña militar que Turquía ha lanzado en la provincia siria de Idlib (noroeste) fue un “derecho” de Ankara para “garantizar la seguridad de sus fronteras”.
En esta misma línea, Erdogan ha afirmado que, con dicha ofensiva, no buscaba ocupar partes del territorio sirio, algo que Damasco ha denunciado en múltiples ocasiones, acusando a Ankara de albergar ilusiones expansionistas en Siria.
El mandatario turco ha hecho alusión, asimismo, al acuerdo de alto el fuego en Idlib, que firmó el jueves pasado con Rusia tras semanas de conflicto en esta provincia noroccidental entre Damasco y Ankara.
“Si el acuerdo es violado, perseguiremos sin cuartel a los responsables. Hemos firmado este pacto (con Rusia) para solucionar la crisis en Idlib sin más derramamiento de sangre”, ha dicho.
Erdogan ha admitido la muerte de 59 soldados turcos en Idlib, si bien los medios de comunicación sirios hablan de cifras más elevadas.
Al verse incapaz de hacer frente al Ejército sirio e impedir su avance frente a los grupos terroristas y armados —a los que Ankara brinda apoyo financiero, armamentístico y logístico—, Erdogan exigió a EE.UU. y a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que se involucraran en el conflicto.
El mandatario turco intentó, además, presionar a los países europeos con el tema de los refugiados, y abrió las fronteras turco-grecas permitiendo el paso de miles de refugiados a Europa pese al acuerdo firmado con la Unión Europea (UE) al respecto en 2016.
No obstante, tanto Washington como los Estados europeos rechazaron las exigencias de Erdogan, dejándolo solo en su ofensiva ilegal en Siria, y lo obligaron a firmar el pacto de alto el fuego con Rusia.
De hecho, este acuerdo, impuesto por los sirios, supone una victoria contundente para Damasco, ya que, para lograrlo, Ankara abandonó todas las peticiones, amenazas y los ultimátum al Gobierno del presidente sirio, Bashar al-Asad.
Por otro lado, el pacto consolida todos los avances del Ejército sirio en Idlib y pone de relieve el fracaso, tanto militar como diplomático, de Erdogan, que no pudo ganarse el apoyo de sus aliados europeos a pesar de sus provocaciones con los refugiados.
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