La opinión pública ha sido afectada en parte por el polémico asunto del elevado sueldo del peluquero del presidente, del que se empezó a hablar el pasado martes por la noche. El barbero, que gana un salario neto de 9.895 euros mensuales, a cargo del arca pública, fue empleado en el año 2012, uno de los años más duros de la crisis económica y cuando los recortes se imponían en Francia y otros países europeos.
En una entrevista con la televisión pública el jueves, en la que el presidente fue preguntado si ve normal que los contribuyentes tengan que pagar tanto por el peluquero del Estado, Hollande defendió que desde que él asumió su cargo, ha "disminuido el presupuesto del Elíseo de 109 millones a 100 millones”, ha bajado su propio salario y además ha "reducido un 10 % los efectivos de (la) Casa". "¿Y me vienen a buscar por eso?" apostilló.
Respetar estas reglas es quedarse en el gobierno, no respetarlas no es quedarse", ha advertido el presidente francés François Hollande a su ministro de Economía.
El otro asunto que también afecta en gran medida al presidente francés es la crisis por la disputa con el ministro de Economía, Emmanuel Macron, quien se postuló el martes para dirigir el Elíseo y disputar el cargo a Hollande y al primer ministro, Manuel Valls.
El presidente movió ficha para terminar el conflicto en su entrevista con el canal francés, amenazando a Macron con expulsarlo del Gobierno si persiste en su objetivo. Le advirtió de que debe respetar "dos reglas" para seguir en el Ejecutivo: "la solidaridad y el espíritu de equipo", por un lado, y su entrega a tiempo completo a la Cartera que tiene encomendada hasta el final, por otro, todo ello sin que prevalezca la ambición personal "y todavía menos presidencial".
"Respetar estas reglas es quedarse en el Gobierno, no respetarlas no es quedarse", ha avisado Hollande.
Sin embargo, hay que considerar que hace ya tiempo que la popularidad de Hollande baja. Un motivo por el que se agravó fueron los atentados de París, la capital, y otro la nueva ley de reforma laboral, que ha suscitado grandes protestas, y que también ha afectado a Macron.
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