• Militares frente a una imagen del máximo clérigo chií de Irak, el gran ayatolá Seyed Ali Sistani, agosto de 2019. (Foto: AFP)
Publicada: viernes, 13 de diciembre de 2019 18:24

El máximo clérigo chií de Irak condena categóricamente el brutal asesinato de un adolescente durante las protestas en Bagdad, al tiempo que pide justicia.

En una declaración leída este viernes por uno de sus representantes en la ciudad santa de Karbala (sur), el gran ayatolá Seyed Ali Sistani ha lamentado el linchamiento y el posterior ahorcamiento de un adolescente de 17 años cerca de la plaza Tahrir en la capital Bagdad, y ha llamado al Gobierno a esclarecer “este crimen atroz”.

El incidente ocurrió el jueves, cuando un grupo de manifestantes asesinó a puñaladas a Hisam Ali Islael, antes de colgarlo. El niño había estado regañando a los manifestantes por bloquear durante tres días la calle adyacente a su casa y hacer mucho ruido.

Según relataron testigos, la víctima se subió al techo de su casa y comenzó a disparar al aire con una pistola para alejar a la multitud. Tras ello, una horda de manifestantes irrumpió en su hogar y lo apuñaló 17 veces, luego lo llevaron fuera, le quitaron la ropa, lo arrastraron sangrando por las calles y finalmente lo colgaron por los tobillos de un poste de semáforo antes de cortarle la garganta.

El horrible asesinato y posterior ahorcamiento de la víctima es un delito, cuyos autores tienen que rendir cuentas”, ha agregado el ayatolá Sistani.

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La autoridad religiosa iraquí ha pedido, además, que se haga justicia tras la balacera mortífera registrada hace una semana en las inmediaciones de plaza Tahrir —epicentro de las protestas en Bagdad— por hombres desconocidos, que dejaron 20 manifestantes y 4 políticas muertos.

El líder chií ha aprovechado la ocasión para instar, una vez más, a los manifestantes a “mantener el carácter pacífico” de sus marchas, que comenzaron hace dos meses y medio, y que ya se han saldado con 460 muertos y varios miles de heridos.

Las marchas se iniciaron el primero de octubre con demandas de puestos de trabajo y una mejora de la situación económica, y terminaron pidiendo el fin de la corrupción. Las movilizaciones empezaron de forma pacífica, pero se tornaron violentas después de que vándalos y saboteadores infiltrados comenzaran a disparar contra los policías y los manifestantes.

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Numerosos informes han destacado que varios actores, como EE.UU., Arabia Saudí y el régimen de Tel Aviv, han estado buscando explotar las protestas en un intento por provocar disturbios y crear caos en el país, rico en petróleo.

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