Mediante un comunicado emitido este martes con motivo del segundo aniversario de la gran victoria de Irak frente al grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe), el presidente iraquí, Barham Saleh, ha pedido a los manifestantes y a las fuerzas de seguridad que impidan que “los enemigos puedan socavar la historia y las victorias de Irak vía los infiltrados y los alborotadores (en las protestas)”.
Por ello, Saleh ha llamado, tanto al pueblo como a las fuerzas de seguridad, a convertir las protestas en un punto de reunión y no en un punto de enfrentamientos.
Asimismo, ha puesto énfasis en la formación de un nuevo gobierno dentro del marco constitucional, después de que el Parlamento iraquí aceptara la renuncia del Ejecutivo del premier, Adel Abdul-Mahdi.
El presidente iraquí se ha hecho eco, de este modo, de las peticiones a la paz hechas por el Gobierno de Bagdad para hacer frente a los actos vandálicos en las protestas pacíficas —que comenzaron en el país árabe el 1 de octubre en reacción a la corrupción, el paro y los ineficaces servicios básicos—, que se tornaron violentas cuando ciertos individuos, haciéndose pasar por indignados, se infiltraron en las movilizaciones para instigar los disturbios.
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Saleh ha felicitado, por otra parte, la liberación del territorio iraquí de las garras de los terroristas de Daesh, “ante quienes plantaron resistencia” las fuerzas de seguridad, el pueblo y la Policía iraquíes, así como las Unidades de Movilización Popular de Irak (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe).
Bagdad anunció en diciembre de 2017 la derrota territorial de Daesh en Irak, no obstante, actualmente existen células durmientes de esta banda takfirí con mucha actividad en el país árabe. Varios informes alertan de que los elementos terroristas aprovecharían las protestas para reforzar sus bastiones.
La semana pasada el grupo Asaib Ahl al-Haq —que forma parte de las Al-Hashad Al-Shabi— avisó que varias células ocultas de Daesh, que todavía existen en Irak, se han infiltrado en las movilizaciones registradas en el país para provocar disturbios y actos violentos con la ayuda de varios actores regionales, entre ellos Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos (EAU).
Los responsables iraquíes, ya con anterioridad, habían advertido del papel de EE.UU., Arabia Saudí y el régimen de Israel en provocar disturbios y crear caos en el país árabe, rico en petróleo.
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