Más de 100 personas, incluidos 40 peregrinos iraníes (según medios de comunicación persas), perecieron el jueves en un atentado suicida reivindicado por el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe) que tenía entre sus objetivos fieles chiíes que retornaban de participar en la conmemoración de Arbain, que marca los cuarenta días del aniversario del martirio del Imam Husein (la paz sea con él).
El mandatario iraquí calificó de "crimen atroz" el atentado acaecido en la ciudad de Hilla, unos 100 kilómetros al sur de Bagdad (capital iraquí), y enfatizó que este acto no se quedará sin una respuesta adecuada.
Por su parte, el presidente de la Asamblea Suprema Islámica de Irak, Seyed Amar al-Hakim, condenó el ataque y afirmó que el grupo terrorista EIIL perpetró el atentado en respuesta a los recientes avances del Ejército iraquí en el campo de la batalla, sobre todo en el marco de la ofensiva para la liberación de la ciudad septentrional iraquí de Mosul, la principal plaza y el último núcleo urbano que controlan los extremistas en este país árabe.
A su vez, el Movimiento de la Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá) declaró que “este crimen, es una continuación de la serie de ejecuciones llevadas a cabo por estos grupos extremistas que no tienen nada que ver con el Islam y que solo ejecutan los planes de ciertos países occidentales y árabes”.
El movimiento libanés también expresó sus condolencias a las familias iraquíes y de las de otras naciones y pidió "más esfuerzos para eliminar a los grupos terroristas en el país para preservar la dignidad, la libertad, y mejorar la seguridad y la estabilidad del pueblo" iraquí.
Las Unidades de Movilización Popular, conocidas como Al-Hashd al-Shabi, habían confirmado que el EIIL, desesperado por los avances de las fuerzas populares iraquíes hacia los territorios que controla, en concreto Mosul, ha intensificado los ataques suicidas que realiza con vehículos cargados de explosivos.
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