Cientos de niños y niñas y adolescentes guatemaltecos continúan siendo deportados desde Estados Unidos, rompiendo núcleos familiares y acarreando una severa crisis para el estado y para sus tutores. Para los menores que tenían años en ese país, el panorama se complica aún más si se toma en cuenta que en suelo guatemalteco eventualmente no pueden continuar con sus estudios y otras actividades formativas.
Diferentes organizaciones que integran el grupo articulador en pro de la niñez migrante hacen hincapié en los abusos que comete Estados Unidos al dejar en un impase legal a cientos de menores a quienes se les ha separado de sus familiares. No solo ya existía violencia desde su partida, sino que se enfrentan a un futuro incierto.
Además del precario seguimiento que se les da a los menores una vez salen de la fuerza aérea de Guatemala cuando son deportados, hay que sumar las pocas posibilidades que tienen de salir adelante en un ambiente desfavorable que incluye a sus familiares.
Lo confirman guatemaltecos que han sido deportados recientemente y que esperan por familiares que corrieron con la misma suerte, tal es el caso de Francisco quien espera a su sobrino por el que adquirieron una deuda que aún no han pagado, ello podría constarles incluso la vida.
En la última semana, llegaron al país 49 menores deportados de Estados Unidos, de ellos 28 niños y 21 niñas, menores que en algunos casos no se ubica a la familia, por lo que podrían ser institucionalizados, más de 600 se encuentran en un impase en Estados Unidos.
Miguel Salay, Ciudad de Guatemala.
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