Esta jugada maestra se produjo en la previa del primer partido de Dorados de Sinaloa ante Cimarrones, por los cuartos de final de la Liguilla del torneo Clausura del Ascenso MX que se disputa en México.
El capitán de la selección argentina que se consagró en el Mundial de México 1986 se prestó a un desafío para hacer brillar su legendaria pegada. Y terminó celebrando como si todavía fuera futbolista y hubiera anotado un gol de los que llevaban su sello.
Maradona consiguió un gol olímpico. Colocó el balón en el córner de La Pecera, el estadio de Dorados, y sacó un remate rasante, calculado, que fue tomando la comba precisa para terminar ingresando al arco. “¡Vamos!”, gritó, al ver que había conseguido su objetivo. Luego cerró el puño y elevó la mirada al cielo.
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