“Recuerda esos entierros donde ya al volver del cementerio, se pelean por las joyas de la abuela”
“Recuerda esos entierros donde ya al volver del cementerio, se pelean por las joyas de la abuela”, ha declarado a la agencia AFP, bajo condición de anonimato, uno de los abogados del semanario, que por ahora se niega a conceder a los empleados las acciones de la empresa que reclaman.
Son once trabajadores los que han creado un colectivo, representado por el periodista Laurent Léger, para reclamar a los dueños de Charlie Hebdo que repartan el dinero acumulado tras los atentados de manera igualitaria, según anunciaron el miércoles en la redacción.
Los empleados en cuestión, que han contratado dos abogados, quieren ser “accionistas asalariados a partes iguales”. Léger ha precisado a la agencia gala que forman también parte de este nuevo colectivo el dibujante Renald Luzier, alias Luz, y el médico de urgencias Patrick Pelloux, que escribe una crónica en el semanario.
“Estamos muy lejos de la idea del accionariado”, recalca el abogado anónimo, que dice que los patronos de Charlie Hebdo están “apesadumbrados” por la iniciativa y que “todo este dinero hace más mal que bien”.
Uno de los empleados que reclaman, Pelloux, lamenta que, “por el momento”, los propietarios no les permitan participar en las decisiones. “No tenemos nada contra la dirección actual, ningún conflicto con nadie”, asegura, “pero dado lo que ha pasado, los asalariados queremos tener más voz en la empresa”, ha dicho a AFP.
El semanario de antigua izquierda radical convertido en el islamófobo Charlie Hebdo es propiedad, en la actualidad, de los padres del dibujante asesinado Stéphane Charbonnier, alias Charb (40 %), el dibujante Laurent Sourisseau, alias Riss (40 %), y el director ejecutivo Éric Portheault.
En noviembre del año pasado, Charlie Hebdo había publicado una petición de donativos para evitar el cierre de la revista, dado que los 60.000 ejemplares de la tirada semanal no alcanzaban para cubrir los gastos.
El 7 de enero, dos terroristas irrumpieron en la sede del semanario durante un consejo de redacción y asesinaron a 14 personas entre dibujantes, empleados y agentes de policía. La explotación política y mediática del horrible crimen a escala internacional ha hecho multimillonaria a una empresa que el abandono de sus lectores había puesto al borde de la quiebra.
El 26 de febrero, el tribunal superior de justicia del régimen israelí declaró la distribución de un número de Charlie Hebdo como “propaganda electoral legítima” de la extrema derecha sionista representada por el ministro de exteriores israelí, Avigdor Lieberman.
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