De acuerdo con el portal estadounidense Defense News, el Ministerio de Defensa de Polonia ha firmado un contrato por valor de más de 252 millones de dólares con un consorcio encabezado por el fabricante local Huta Stalowa Wola S.A. (HSW) y la compañía de defensa estatal Rosomak S.A.
El acuerdo, según informó el jueves la página web, incluye la entrega de 64 vehículos de sistemas de mortero autopropulsado RAK de 120 mm, así como 32 vehículos de mando de artillería adicionales, cuya entrega deberá ser completada para el 2019.
Todos los que están en esta sala pueden estar absolutamente seguros de que hoy en día Polonia está gobernada por personas para las que la construcción de un Estado fuerte y la seguridad del Estado, y por lo tanto un Estado que tenga un Ejército fuerte y eficiente, es una prioridad absoluta", dijo Andrzej Duda, el presidente de Polonia.
Además de este contrato, el portavoz de Defensa polaco, Bartlomiej Misiewicz, anunció el miércoles que el Ejército pretende adquirir también 24 helicópteros de ataque Apache Boeing AH-64, como parte de un acuerdo por el monto de 1400 millones de dólares.
En el pasado mes de abril, el presidente polaco, Andrzej Duda, resaltó la importancia de la fuerza militar del país frente a la amenaza de la “agresión” rusa.
"Todos los que están en esta sala pueden estar absolutamente seguros de que hoy en día Polonia está gobernada por personas para las que la construcción de un Estado fuerte y la seguridad del Estado, y por lo tanto un Estado que tenga un Ejército fuerte y eficiente, es una prioridad absoluta", afirmó el presidente polaco en una entrevista con la emisora Polskie Radio.
En total, Polonia planea gastar alrededor de 62 mil millones de dólares en la modernización de sus Fuerzas Armadas, el doble del presupuesto propuesto por el Gobierno anterior.
Este aumento en equipo militar se produce en un momento en el que la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN) está acumulando fuerzas en las zonas cercanas a Rusia, como lo demuestra el envío de fuerzas adicionales a Polonia y los países bálticos, siempre argumentando la necesidad de garantizar la seguridad de los miembros del bloque militar en Europa del Este frente a la "agresión rusa".
En los últimos años, y en especial tras la adhesión de Crimea a Rusia en marzo de 2014, las relaciones entre el Occidente y Rusia han descendido a niveles no vistos desde la Guerra Fría, y las partes se han encerrado en una profunda disputa.
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