“Sabemos que uno de los últimos lugares a los que fue (Salman) Abedi antes del atentado fue un apartamento del centro de Mánchester. Desde allí se desplazó hasta el (estadio) Manchester Arena”, señaló ayer sábado el comisario Ian Hopkins de la Policía de esa localidad del centro norte de Inglaterra.
Hopkins dio ese dato al difundir una fotografía de Abedi, de 22 años, acusado de ser autor del atentado suicida que el lunes mató en el recinto deportivo a 22 personas e hirió a otras 116. Abedi pudo fabricar los explosivos en ese piso, lo que lo hace “muy relevante”, según la Policía.
Junto a Hopkins, un coordinador del servicio antiterrorista del Reino Unido, Neil Basu, agregó que las autoridades han recopilado datos sobre Abedi como “su entorno, sus cuentas, los lugares en los que había estado, cómo se construyó el dispositivo y la trama global”, según un comunicado emitido por Hopkins y Basu.
Posteriormente, hoy domingo, la ministra del Interior del país, Amber Rudd, ha advertido de la “potencial” amenaza de que uno o más cómplices de Abedi se hayan dado a la fuga. Rudd ha señalado esa posibilidad en una entrevista en la cadena estatal BBC, en la que también informó de que Londres está presionando a las compañías de Internet para poder vigilar todas las comunicaciones privadas.
Sabemos que uno de los últimos lugares a los que fue (Salman) Abedi antes del atentado fue un apartamento del centro de Mánchester. Desde allí se desplazó hasta el Manchester Arena”, dijo el comisario Ian Hopkins, de la Policía de Mánchester del centro norte de Inglaterra.
Rudd aseguró que su Gobierno está “haciendo buenos progresos” con las empresas que ofrecen la posibilidad de intercambiar mensajes encriptados en toda la línea de transmisión, si bien dijo que de momento todos los intentos por controlar ese tipo de mensajería han sido en vano. Londres ha tratado de prohibir que la población tenga acceso a esa protección total de la privacidad de sus comunicaciones.
La titular dedicó además parte de la entrevista a criticar a las compañías de Internet “que siguen permitiendo” publicar material que incita “al odio”, de acuerdo con la terminología corriente en las legislaciones con las que en numerosos países occidentales se da tratamiento particular a ciertas minorías.
Según Londres, al menos 1000 agentes están investigando el atentado, reivindicado por la banda terrorista takfirí EIIL (Daesh, en árabe), de acuerdo con lo anunciado por la organización israelí-estadounidense SITE Intelligence, implicada en el pasado en la distribución a la Casa Blanca de vídeos de Al-Qaeda antes de que esta banda los difundiera.
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