Cuatro funcionarios que dimitieron públicamente para no ser parte de la política fallida de la Administración del presidente estadounidense Joe Biden hacia Israel aseguraron el martes a la prensa local la posibilidad de más abandonos de empleados por similares razones.
“He visto un claro aumento en las renuncias no públicas en las últimas semanas, y no me sorprendería ver más”, dijo Josh Paul, uno de los ex especialistas del Departamento estadounidense de Estado, quien tomó la decisión a raíz de un informe falso sobre la transferencia de armas para la guerra.
El martes, informes daban cuenta que las fuerzas israelíes habían ocupado el cruce fronterizo de Rafah con Egipto, a pesar de que poco antes el movimiento palestino HAMAS había aceptado una propuesta de alto el fuego presentada por los mediadores Egipto y Catar.
Además, los exfuncionarios critican a Administración Biden por no haber emitido un informe que detalle los crímenes de guerra y las violaciones del derecho internacional por parte de Israel en Gaza, cuya publicación estaba prevista para el miércoles.
El portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, afirmó anteriormente que el informe no cumpliría el plazo, pero no dio ninguna razón.
Si el informe confirma tales violaciones, Washington debería dejar de enviar ayuda militar a su socio israelí, pero hay pocas esperanzas entre los exfuncionarios de ver tomar esa decisión.
Los exfuncionarios estadounidenses explicaron que el ataque a Rafah demostró que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, no respetó las “líneas rojas impuestas por Biden”, lo que a su vez hizo que los funcionarios estadounidenses reflexionaran sobre el alcance de la influencia de la Casa Blanca sobre el régimen sionista.
“Ya no tenemos terreno en el que defendernos”, dijo Hala Rharrit, funcionaria del servicio exterior durante más de 18 años y que renunció apenas el mes pasado, indicando que los esfuerzos de Estados Unidos para detener la guerra de Israel contra Gaza son un acto político fallido”.
Con todo, el Gobierno de EE.UU. no ha dejado de apoyar por un momento a Israel, antes y después de que iniciara el 7 de octubre la guerra contra Gaza. En los últimos meses, ha enviado varios lotes armas al ejército israelí y ha vetado todas resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU) que pedían un alto el fuego en el enclave palestino
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