Según ha informado este lunes el diario estadounidense New York Times, en su primer viaje al extranjero como presidente, Trump y su séquito recibieron docenas de regalos de la familia real saudí, entre ellos tres túnicas hechas con piel de tigre blanco y guepardo, y una daga con un mango que parecía ser de marfil.
Un abogado de la Casa Blanca enfatizó que la propiedad de la piel y la daga, probablemente, violaría la Ley de Especies en Peligro de Extinción, pero Trump continuó reteniendo los obsequios de saudíes y se negó a revelarlos como regalos que había recibido de un gobierno extranjero.
Sin embargo, el último día de la presidencia de Trump, la Casa Blanca los entregó a la Administración de Servicios Generales, en lugar del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EE.UU., que se apoderó de los obsequios el pasado verano boreal, y en ese momento, se encontraron con la sorpresa de que los regalos de una familia rica por valor de miles de millones de dólares eran falsificados.
“Los inspectores de vida silvestre y los agentes especiales concluyeron que el revestimiento de las cubiertas estaba pintado imitando a tigres y guepardos, y que su material no era de especies protegidas [en peligro de extinción]”, dijo Tyler Cherry, portavoz del Departamento de Estado que supervisa el Servicio de Pesca y Vida Silvestre del país norteamericano.
La historia de las pieles y regalos falsos de Riad es solo un ejemplo de cómo los intercambios de obsequios entre Washington y los líderes extranjeros, un proceso altamente regulado destinado a proteger a las administraciones de cuestiones de impropiedad, se convirtieron en caos a veces risibles durante la Administración de Trump.
El New York Times también recuerda que, en 1966, el Congreso d Estados Unidos aprobó una ley que prohibía a los funcionarios estadounidenses retener regalos por valor de más de 415 dólares.
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