El Departamento de Justicia norteamericano difundió el viernes un comunicado en el que afirma que no hay pruebas suficientes “para demostrar que el oficial del Departamento de Policía de Kenosha (KPD) usó fuerza excesiva intencionalmente" contra Jacob Blake, un afrodescendiente de 29 años que fue herido el 23 de agosto de 2020 durante su detención por un incidente de violencia doméstica.
Blake recibió un disparo en la espalda por parte de un policía blanco, tras lo cual sufrió una parálisis de la cintura para abajo. Esto provocó disturbios en Kenosha y reavivó la ira de la comunidad negra contra la brutalidad policial en Estados Unidos, tan solo tres meses después del asesinato de George Floyd también a manos de un agente blanco.
El pasado enero, las autoridades de Wisconsin rechazaron procesar al oficial que disparó a Blake, so pretexto de que este tenía un cuchillo cuando se producía el arresto.
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