Según un estudio internacional publicado en la revista británica The Lancet, el 55 % de las muertes por “violencia policial” en Estados Unidos entre 1980 y 2018 está mal clasificada o no se contempla en las estadísticas oficiales del Gobierno.
La investigación, publicada el jueves, puso de relieve que el número de asesinatos de afrodescendientes es mucho mayor que el de otros estadounidenses, agregando que ellos tenían 3,5 veces más probabilidades de morir por ese tipo de violencia que otros grupos raciales.
No obstante, lo peor es que esta realidad no ha cambiado hasta el día de hoy, por lo que se apunta a una crisis de salud pública.
“Para responder a esta crisis de salud pública, Estados Unidos debe reemplazar la policía militarizada con apoyo evidente para las comunidades, priorizar la seguridad de la población y valorar las vidas de los negros”, señala la nota.
Los tiroteos y la violencia armada en Estados Unidos han causado una cadena de víctimas mortales, que han caldeado los ánimos de los norteamericanos, quienes han tomado las calles en multitudinarias protestas, y diversas organizaciones defensoras de los derechos civiles a nivel mundial han alzado la voz al respecto.
Las promesas de las autoridades para revisar la actuación racista y brutal de los agentes, luego del asesinato del afrodescendiente George Floyd por un policía en el estado estadounidense de Minnesota no se han cristalizado.
Floyd, de 46 años, fue asesinado el 25 de mayo de 2020 por el agente del Departamento de Policía de Minnesota Derek Chauvin, quien fue filmado presionando su rodilla en el cuello de Floyd durante casi nueve minutos, mientras que el detenido, esposado, se quejaba de que no podía respirar. El ahora expolicía, condenado por un jurado por asesinato y homicidio involuntario, será sentenciado el 25 de junio.
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