Con motivo del inicio de la citada cumbre Foreign Policy ha publicado recientemente un artículo titulado “Esto no es diplomacia, es una feria de armas”, a propósito del plan de Obama de intentar vender a los países árabes armamentos valorados en miles de millones de dólares.
Escrito por William Hartung, el texto denuncia que recientemente la venta de armas se ha convertido en la herramienta de la Administración de Obama para solventar todos sus problemas, desde la lucha contra el terrorismo hasta mejorar una economía recesiva. Las consecuencias, como es trasparente hoy, están llenas de sangre.
Para Hartung, la cumbre de Camp David y las caras propuestas de Obama solamente sirven para tranquilizar a los aliados árabes de Estados Unidos ante un eventual acuerdo entre Irán y el Grupo 5+1 sobre el programa de energía nuclear del país persa, y la mejor manera que sabe Obama es vendiendo armas.
La reunión en Camp David se realizó en momentos en que Irán y el Sexteto están muy cerca de alcanzar un acuerdo nuclear final. Tras llegar a un entendimiento mutuo, el pasado 2 de abril, ahora las partes tienen de plazo hasta el próximo 30 de junio para que las conversaciones nucleares den resultados.

Según la revista estadounidense, en sus primeros cinco años en el cargo, Barack Obama entró en acuerdos formales para transferir más de 64 mil millones de dólares de armas y servicios de defensa a los países miembros del CCG, de los cuales tres cuartos tenían como destino Arabia Saudí.
Recuerda, asimismo, que en 2014 y 2015, Washington hizo nuevas ofertas militares a Riad valoradas en 15 mil millones de dólares, que contemplaban distintos equipos, entre ellos aviones de combate, helicópteros de ataque, misiles aire-aire, vehículos blindados, artillería, municiones, bombas de racimo y los sistemas de defensa misiles.
Vale recordar que antes de la cumbre, las fuentes informaron de que las armas avanzadas estadounidenses que hasta ahora solo se vendían al régimen de Israel, serían ofrecidas a Arabia Saudí, como sistemas antimisiles muy avanzados y las bombas GBU-28, las cuales se guían por láser y son capaces de penetrar en búnkeres y las instalaciones bajo tierra a cierta profundidad.

Al finalizar, Hartung enfatiza en que este enfoque ha conllevado hasta ahora resultados catastróficos: en 2011, las fuerzas de seguridad respaldadas por EE.UU. de Arabia Saudí y de los Emiratos Árabes Unidos (EAU) intervinieron en Baréin para presuntamente ayudar al régimen de Al Jalifa a sofocar el movimiento pro-democracia en el país árabe.
A continuación, evoca que el verano pasado, los EAU llevó a cabo bombardeos contra los rebeldes en Libia, inflamando aún más la situación en ese país africano, y el más reciente acontecimiento se está registrando en Yemen; Arabia Saudí, armada con aviones y bombas estadounidenses, empezó el pasado 26 de marzo sus ataques aéreos contra los yemeníes, matando a más de 3979 civiles, mientras más de 6000 personas han resultado heridos.
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