Publicada: viernes, 10 de octubre de 2025 13:23

Las islas Tonb Mayor, Tonb Menor y Abu Musa, situadas estratégicamente en el estrecho de Ormuz, son mucho más que simples porciones de tierra rodeadas por el mar: representan el cruce de la historia, la soberanía y la geopolítica regional.

La relevancia de estas islas trasciende la dimensión territorial y se inserta en el corazón mismo de la seguridad del Golfo Pérsico, un espacio donde la geografía determina la estrategia y la historia condiciona las relaciones internacionales. Estas islas son hoy símbolos de la capacidad de Irán para proyectar su influencia, consolidar su soberanía y mantener la estabilidad en un escenario global atravesado por intereses energéticos, rutas marítimas estratégicas y tensiones regionales.

La reciente declaración conjunta del Consejo de Cooperación del Golfo pérsico (CCG) y la Unión Europea (UE) sobre estas islas reavivó un debate que nunca se apagó. No se trata solo de un conflicto territorial, sino de una confrontación entre narrativas históricas y políticas que buscan definir qué soberanía es legítima y cuál no. 

En este contexto, la postura iraní respecto a las islas queda claramente expresada en las declaraciones de Mohammad Bagher Qalibaf, presidente del Parlamento iraní, publicadas en la red social X: “Condenamos enérgicamente las reclamaciones intervencionistas e infundadas expresadas en la declaración conjunta del CCG y la UE, incluida la repetición de la absurda alegación sobre las islas Tonb Mayor, Tonb Menor y Abu Musa, que siempre han sido iraníes. La integridad territorial de Irán ha sido sellada y consolidada con la sangre de cientos de miles de jóvenes valientes de esta tierra, y la nación iraní no cederá ante ningún ilusorio reclamante”.

Estas palabras ponen de relieve la profunda relación entre soberanía, memoria histórica y defensa nacional que atraviesa la narrativa iraní sobre estas islas, mostrando cómo el reclamo territorial se entrelaza con la identidad y el sacrificio de la nación.

Una historia de continuidad y resistencia

Para comprender la relevancia actual de la disputa, es necesario remontarse siglos atrás. Durante milenios, el Golfo Pérsico fue escenario de sucesivos imperios que comprendieron la importancia estratégica de controlar las islas y las rutas marítimas. Tonb Mayor, Tonb Menor y Abu Musa formaban parte integral del espacio político persa, administradas y defendidas tanto desde la tierra firme como mediante presencia militar y control de la navegación. La historia demuestra que la soberanía sobre estas islas no es una abstracción, sino un ejercicio continuo de autoridad que combina administración, defensa y gestión del espacio marítimo.

El siglo XIX introdujo nuevas tensiones. La expansión colonial británica transformó el Golfo pérsico en un tablero estratégico: Londres estableció protectorados, apoyó a líderes locales y buscó consolidar su influencia frente a otras potencias europeas y el decadente Imperio Otomano. Sin embargo, Irán mantuvo su control efectivo sobre estas islas, respaldado por tratados internacionales que reconocían su pertenencia. La soberanía iraní, aunque desafiada, nunca fue interrumpida de manera significativa, y la administración sobre las islas permaneció constante.

El proceso de descolonización del siglo XX y la formación de los Estados modernos en la península arábiga reconfiguraron la región. La creación de los Emiratos Árabes Unidos (EAU) en 1971 introdujo un nuevo actor que reclamó la soberanía sobre las islas, basándose en proximidad geográfica, vínculos tribales y acuerdos coloniales previos. Sin embargo, Irán reafirmó su control histórico y legal sobre Tonb Mayor, Tonb Menor y Abu Musa mediante acciones políticas, diplomáticas y militares. Esta continuidad histórica convierte la disputa en algo más que un conflicto territorial: es la confrontación entre diferentes concepciones de legitimidad y soberanía.

Soberanía efectiva y control tangible

El derecho internacional moderno define la soberanía no solo como un derecho abstracto, sino como la capacidad de ejercer control efectivo sobre un territorio. En el caso de las tres islas, Irán ha consolidado un control administrativo, civil y militar ininterrumpido. La presencia estatal se refleja en infraestructuras públicas, regulación de la navegación y gestión de recursos, aspectos que refuerzan la autoridad iraní y legitiman su soberanía frente a reclamaciones externas.

Cualquier narrativa que califique la situación como “ocupación” ignora la continuidad histórica y el ejercicio tangible del poder iraní. La soberanía, más que un título legal, es un proceso activo que combina reconocimiento, autoridad y resistencia frente a quienes buscan reinterpretar la historia según conveniencias políticas. Desde esta perspectiva, las islas Tonb Mayor, Tonb Menor y Abu Musa no son solo un territorio, sino una extensión simbólica y material de la identidad nacional iraní.

Un tablero geopolítico complejo

La disputa contemporánea no puede comprenderse sin considerar las tensiones regionales y globales. Los Emiratos Árabes Unidos sostienen su reclamo en argumentos históricos y tribales, defendiendo lo que consideran derechos legítimos basados en la proximidad geográfica y pactos previos. Sin embargo, Irán considera estos argumentos insuficientes para modificar un control consolidado y advierte que socavar la soberanía sobre estas islas podría desestabilizar toda la región.

El Consejo de Cooperación del Golfo, actuando como portavoz de intereses regionales y en ocasiones de actores externos, ha emitido resoluciones que cuestionan la soberanía iraní, proponiendo negociaciones multilaterales. No obstante, estas iniciativas a menudo ignoran la historia jurídica y administrativa de Irán sobre las islas, generando rechazo y endurecimiento de las posiciones. El resultado es un vaivén político y diplomático que refleja no solo un conflicto territorial, sino la competencia por la hegemonía regional, el control de rutas estratégicas y la influencia sobre el flujo energético mundial.

Dimensión estratégica y energética

El valor estratégico de las islas no reside en su tamaño, sino en su posición. Localizadas en el punto más angosto del estrecho de Ormuz, controlan el paso de cerca de un tercio del petróleo mundial, convirtiéndose en puntos clave para la estabilidad energética global. El control de estas islas no solo permite influir en la navegación, sino proyectar una presencia simbólica y real que fortalece la posición regional de Irán.

Desde esta perspectiva, la soberanía iraní adquiere un valor que va más allá de lo puramente militar: representa la afirmación de autonomía estratégica y la capacidad de disuasión frente a potencias externas. Las islas, en este sentido, funcionan como un reflejo del poder iraní, simbolizando su influencia geopolítica y su capacidad de proyectarla en la región.

Identidad, memoria y territorialidad

Garantizar la estabilidad regional requiere un reconocimiento realista de la soberanía efectiva. Aceptar la autoridad iraní sobre las islas no implica claudicar ante la diplomacia, sino asumir un hecho político y jurídico que sostiene el orden en una región sensible y conflictiva. Las soluciones duraderas deben basarse en el respeto al derecho internacional y la memoria histórica, no en intereses parciales que podrían agravar la tensión y fomentar conflictos mayores.

La diplomacia internacional tiene, por tanto, un papel crucial: proteger un entorno en el que las soberanías sean reconocidas, y donde los mecanismos de diálogo se basen en hechos concretos, historia y legalidad, en lugar de en presiones geopolíticas selectivas.

La soberanía sobre Tonb Mayor, Tonb Menor y Abu Musa no es solo una cuestión legal o militar; es una afirmación de identidad. Para Irán, estas islas representan continuidad histórica, memoria colectiva y pertenencia territorial. Negar esta soberanía equivale a desafiar la integridad política y simbólica del país.

Como subraya la propia narrativa oficial iraní, la defensa de estas islas ha requerido sacrificios enormes a lo largo de la historia. La sangre derramada por generaciones de jóvenes que defendieron la integridad territorial convierte a la soberanía en un vínculo emocional y político, que conecta pasado, presente y futuro.

Proteger la soberanía no es solo un acto de defensa territorial: es garantizar que la historia y la identidad nacional continúen proyectándose en un presente cada vez más complejo, en un Golfo pérsico marcado por rivalidades, intervenciones externas y disputas energéticas. Tonb Mayor, Tonb Menor y Abu Musa son, así, un punto de encuentro entre historia, política y estrategia, donde la soberanía se manifiesta como un ejercicio de poder, memoria y resistencia.