El “color azul turquesa” en el azulejado de las mezquitas de Irán posee una filosofía profunda, multifacética y arraigada en la cultura, la religión y la estética iraní-islámica. Este color puede considerarse un símbolo del cielo y de la espiritualidad. De hecho, el azul turquesa representa el cielo, la infinitud y el reino celestial.
Según Pars Today, su uso en los azulejos de las cúpulas y paredes de las mezquitas dirige la mente y la mirada hacia arriba, hacia el cielo, recordando de algún modo la conexión del ser humano con Dios. En la arquitectura islámica, elevar la mirada hacia el cielo simboliza la ascensión del alma y la elevación espiritual.
Por otro lado, el azul turquesa tiene propiedades que inducen a la calma. En espacios religiosos como las mezquitas, este color ayuda a la concentración y al sosiego mental, proporcionando un ambiente adecuado para la oración y la reflexión.
El azul turquesa también se consideraba un color sagrado y protector en muchas culturas antiguas, incluida la iraní. La piedra turquesa, además, tenía un valor espiritual y simbolizaba la protección contra el mal de ojo.
Asimismo, el color turquesa armoniza con la naturaleza de Irán: en muchas regiones del país, su tono, que evoca agua y frescura, crea un equilibrio visual. De algún modo, se puede decir que los arquitectos iraníes, mediante el uso de este color, lograron generar una sensación de frescura y vitalidad en espacios cálidos.
Desde el punto de vista estético, el azul turquesa se combina muy bien con la luz natural, aportando un efecto brillante y espiritual a la arquitectura, especialmente cuando se refleja la luz del sol sobre la superficie de las cúpulas.
mep/ncl
