“La epidemia del COVID-19 estalló en Wuhan, China, pero no significa que la enfermedad se originó en Wuhan. No tenemos evidencia. Este es una cuestión de la ciencia”, ha dicho este miércoles el especialista respiratorio chino Zhong Nanshan, en una conferencia de prensa.
Zhong, jefe de un grupo de expertos de la Comisión Nacional de Salud de China, ha indicado que el origen de los brotes solo se puede descubrir después de una investigación adecuada. Es muy temprano para sacar conclusión, ha añadido.
El experto, que también dirigió a los trabajadores sanitarios chinos al síndrome respiratorio agudo grave (SARS, por sus siglas en inglés) en 2003, ha enfatizado la necesidad de evitar “llegar a una conclusión sin que se aclaren los hechos”.
“Eventualmente podemos determinar la cuestión a través de los enfoques de la evolución en biología molecular. Pero aún no se ha determinado”, ha dado a saber.
El nuevo coronavirus ya ha dejado más de 200 000 casos de contagio en más de un centenar de países del mundo. La cifra global de decesos supera los 8000.
Pese a que a finales de diciembre pasado comenzó el nuevo coronavirus en la ciudad china de Wuhan, el origen del brote del virus aún permanece un enigma.
El pasado jueves, el Ministerio de Exteriores de China dijo que el Ejército de EE.UU. podría haber llevado el coronavirus a Wuhan.
Varios especialistas y observadores plantean la posibilidad de que EE.UU. haya creado el temido virus. Al respecto Philip Giraldi, exfuncionario de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) de EE.UU. opina que el coronavirus es resultado de una colaboración entre EE.UU. e Israel como un arma de guerra biológica para dañar a China e Irán.
Entre tanto, varios políticos y expertos han advertido del peligro que suponen los laboratorios biológicos secretos que ha establecido EE.UU. en países como Georgia, Kazajistán y Ucrania.
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