• El presidente del Senado, Renan Calheiros, discute con la senadora Gleisi Hoffman en el segundo día del juicio político contra la presidenta suspendida, Dilma Rousseff, en el Congreso Nacional en Brasilia, 26 de agosto de 2016.
Publicada: sábado, 27 de agosto de 2016 2:09

El juicio político a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, tuvo su segunda jornada escandalosa y la escalada de tensión llevó a suspender el proceso de forma temporal.

El segundo día del juicio contra Rousseff tuvo un tenso inicio, pero 90 minutos bastaron para que disputas entre opositores y oficialistas en el recinto del Senado, como telón fondo, coadyuvaran a suspender el proceso destituyente.

La sesión de juicio político se convirtió en una batalla a gritos y cruces de acusaciones al punto que el presidente del Poder Legislativo, Renán Calheiros, del Partido del Movimiento de la Democracia Brasileña (PMDB), y al que también pertenece el presidente interino Michel Temer, tuviera que pedir a sus colegas “calma” para que el Senado no sea visto como un “manicomio”.

No obstante, la tensión se elevó cuando el mismo Calheiros perdió el control frente al micrófono y le respondió a la senadora Gleisi Hoffman, del Partido de los Trabajadores (PT), de Rousseff, quien había dicho el día previo que el Senado no tenía moral para juzgar a la presidenta suspendida.

En una bizarra y acalorada discusión con Hoffman y otros senadores, y el revuelo generalizado en el recinto del Senado, el presidente del Supremo Tribunal Federal (STF), Ricardo Lewandowski, se vio obligado a suspender la sesión por segundo día consecutivo a la espera de los testigos de la defensa.

La última fase del juicio contra Rousseff, acusada de irregularidades en la gestión de las cuentas públicas comenzó el jueves y se extenderá por cuatro o cinco días, durante los cuales declararán los últimos testigos de la acusación y la defensa. El lunes 29, Rousseff, quien asumirá personalmente su defensa, presentará sus argumentos finales intentando convencer a los senadores de que es inocente y víctima de un "golpe parlamentario".

Rousseff necesita que una mayoría calificada del Senado vote a su favor, es decir, dos tercios del total de 81 senadores para conservar el cargo, de lo contrario si finalmente es destituida su vicepresidente, Michel Temer, acusado por Rousseff de "traidor" y "golpista", gobernará hasta finales de 2018.

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