Los resultados de las elecciones del pasado domingo demuestran que el pueblo boliviano no está cansado del MAS, tal como alegaba la presidenta interina saliente Jeanine Áñez y que el partido liderado por el depuesto presidente Evo Morales es la única fuerza social existente en Bolivia.
Tras conocerse la victoria de Arce, como el nuevo presidente del país pluricultural, la primera crisis que tiene que lidiar el nuevo Gobierno es la económica. Áñez recibió una economía en crecimiento al doble de la tasa de América Latina, empero ahora la entrega con una caída de 6,2 %. Actualmente, Bolivia enfrenta su peor año económico en décadas.
Aun con todo, parece que Bolivia ahora está en buenas manos. Arce fue ministro de Finanzas de Morales, desde 2006 hasta 2017, quien coadyuvó a mantener una de las tasas de crecimiento más rápidas de la región latinoamericana.
En su campaña, el delfín de Morales prometió mejorar los ingresos de los bolivianos, principalmente, a través de no pagar la deuda externa del país por dos años. Y ahora ha prometido reconstruir la economía con el apoyo de los pueblos indígenas.
La victoria del pueblo boliviano es una reposición de los derechos de los pueblos indígenas. Decidieron retomar la senda de la estabilidad económica y social. Gracias por acompañar siempre nuestra lucha mi hermana @RigobertMenchu. #VamosASalirAdelante https://t.co/xXYr0hkuPz
— Luis Arce Catacora (Lucho Arce) (@LuchoXBolivia) October 19, 2020
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