Según un reciente informe del periódico libanés Al-Akhbar, citando a un funcionario de seguridad jordano, el intento de golpe de Estado contra el rey Abdulá II era un “plan multilateral y un golpe de Estado grande” que involucraba a Arabia Saudí, el régimen de Israel, los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Estados Unidos.
Asimismo, el funcionario hizo hincapié en que Israel incitó al príncipe heredero saudí, Muhamad bin Salman (MBS), a apoyar el complot golpista a cambio de la transferencia de la tutela de los lugares sagrados en la ocupada Al-Quds (Jerusalén) de Jordania a Arabia Saudí.
En este sentido, la fuente subrayó que el príncipe saudí, con la aprobación de Washington, había autorizado a la corte real saudí a realizar los preparativos necesarios para la transferencia de poder a nivel familiar en Jordania, mientras había encargado al proisraelí Muhamad Dahlan, el exlíder del Movimiento Palestino de Liberación Nacional (Al-Fatah), de la movilización de los palestinos en Jordania y las tribus locales.
Al respecto, la fuente aseveró que Riad armó a algunas tribus del sur de Jordania, a través de otorgarles la ciudadanía a cambio de realizar acciones militares en caso necesario.
Además, recalcó que el régimen de Tel Aviv planeó el golpe contra el rey jordano, debido a la oposición de Amán al plan proisraelí de EE.UU. llamado “acuerdo del siglo”, que permite a Israel anexionar asentamientos ilegales en la ocupada Cisjordania y el Valle del Jordán.
En este sentido, el diario israelí Yedioth Ahronoth explicó el 4 de abril, en un artículo, que Jordania sospecha del rol del premier israelí, Benjamín Netanyahu, quien “estaría muy feliz si pudiera deshacerse del rey Abdulá II y ver en su lugar a otro gobernante jordano”, en el fallido intento de golpe de Estado contra el rey jordano, por lo que, impidió a principios de marzo el paso al vuelo de Netanyahu a EAU.
A principios de este mes, el Gobierno de Jordania informó del arresto de varias figuras destacadas por la intentona golpista.
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