Según informa la agencia británica Reuters, Riad ha congelado sus relaciones económicas con Canadá además de llamar a consultas su embajador en Ottawa y dar 24 horas al embajador canadiense en territorio saudí para que abandone Arabia Saudí.
Del mismo modo, ha tachado al embajador de Canadá en Riad como una persona non grata, mientras que le ha exigido al Gobierno de Ottawa que no trate más de entrometerse en los asuntos internos de Arabia Saudí y ha advertido que se reserva el derecho para adoptar nuevas medidas de castigo en contra de Canadá.
En un comunicado oficial Arabia Saudí reconoce que las medidas adoptadas son en respuesta a las exigencias de Canadá para que Riad libere a los activistas de los derechos humanos (DD.HH.) que mantiene encarcelados, hecho que ha enfurecido a las autoridades saudíes.
Además de Canadá varias organizaciones humanitarias, entre ellas la Organización de las Naciones Unidas (ONU) también ha criticado la ola de “detenciones arbitrarias” de al menos 15 defensores de los derechos humanos en Arabia Saudí mientras que ha advertido del aumento significativo de represión en contra de los activistas en este país árabe.
El régimen de Riad sufre críticas constantes por violar los derechos humanos de sus ciudadanos y, sobre todo, de los activistas. Además, sigue siendo uno de los países más restrictivos del mundo para las mujeres, a las que por ejemplo se exige la aprobación de un tutor masculino para tomar decisiones importantes.
De igual modo, Arabia Saudí tiene un negro historial de ejecución de disidentes (entre los que destaca el prominente sheij chií Nimr Baqer al-Nimr) y de uso de la tortura, razón por la que es muy condenado y criticado por grupos internacionales pro derechos humanos.
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