Conforme a la fuente, el atacante hizo estallar los explosivos que llevaba consigo mientras la gente se congregaba para participar en el funeral de un exgobernador del distrito de Haska Mina, en un cementerio de la ciudad.
El primer balance ofrecido por la oficina del gobernador daba cuenta de seis muertos y once heridos.
Por el momento, ningún grupo ha reivindicado el suceso, el cual ha tenido lugar días después del mortífero asalto a un centro cultural chií en Kabul, capital afgana, incidente reivindicado por el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe) y en el que 41 personas perdieron la vida y más de 80 resultaron heridas.
Afganistán, un país donde reina la inseguridad pese a más de una década de la presencia militar extranjera, se ha convertido en el destino de los terroristas del EIIL, en su mayoría provenientes de Irak y Siria.
Rusia, un aliado de Afganistán, acusa a Estados Unidos y a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de apoyar el afianzamiento y florecimiento de los terroristas del EIIL en el país centroasiático.
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