Sube la tensión entre Italia y sus socios europeos por la llegada del buque Dichiotti, con 177 inmigrantes a bordo, al puerto italiano de Catania, Sicilia.
El ministro italiano del Interior, Matteo Salvini, no deja desembarcar a los migrantes hasta que se llegue a un acuerdo de reparto.
No obstante, tras la presión de diferentes autoridades italianas, Salvini concedió que descendieran del buque 29 menores, que fueron traslados a centros de acogida ya preparados.
El ministro italiano de Trabajo, Luigi di Maio, ha ido más allá, y amenazó con cortar la financiación del país a la Unión Europea (UE) si la organización regional no cambia su política migratoria y no da una solución a la situación del Dichiotti.
Mientras tanto, las oenegés Médicos Sin Fronteras (MSF) y Save the Children pidieron al Gobierno italiano que acabe con la situación de incertidumbre y bloqueo en la que se encuentran los inmigrantes a bordo del buque.
Las oenegés anunciaron que los menores que pudieron bajar de la embarcación fueron 27, y no 29 como dijo el ministro italiano del Interior.
Por su parte, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), reclamaron una solución urgente para el buque, exigiendo el apoyo y la colaboración de países europeos al respecto.
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