Será de tres meses, aunque según el vice primer ministro turco, Numan Kurtulmus, podría no durar más de 45 días. Mientras tanto, continúan las manifestaciones de apoyo a las medidas de Erdogan contra los golpistas.
Durante estos tres meses, el Gobierno turco puede, entre otras medidas, restringir la libertad de manifestación e incluso prohibir publicaciones. Erdogan dice que es para proteger la democracia tras el reciente fallido golpe de Estado.
Los partidarios del presidente han salido a las calles para pedir mano dura con los golpistas. En Ankara (capital), la asociación ultranacionalista juvenil de Turquía ha pedido la expulsión de las universidades de los académicos allegados a Fethulá Gülen, el predicador autoexiliado en EE.UU. al que el Gobierno turco acusa de estar detrás del fallido golpe.
Hasta ahora, son 50 mil los policías, militares, jueces y profesores detenidos, despedidos o cesados de sus funciones. El Gobierno turco ha suspendido temporalmente la Convención de Derechos Humanos. Así, Turquía mira hoy hacia el futuro con una mezcla entre el temor y la esperanza.
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