Asimismo, tras condenar la ejecución del clérigo chií el sheij Nimr Baqer al-Nimr por Riad, ha afirmado que la decisión de Al Saud de romper sus relaciones con Irán es resultado del fracaso de este régimen en ejecutar sus planes en Siria y Yemen.
Después de recalcar que los grupos terroristas, entre ellos el EIIL (Daesh, en árabe), son socios del régimen wahabí y takfirí de Arabia Saudí, ha señalado que todos los acontecimientos históricos y políticos ponen de relieve la relación entre los terroristas y Al Saud.
Hasan Mahmud ha subrayado que Teherán tiene un papel significativo en la lucha contra el terrorismo, lo que, a su juicio, ha sido reconocido por las naciones islámicas, además de señalar que las medidas del régimen saudí no lo podrán dañar para nada.
Igualmente, ha criticado el mutismo de los países occidentales ante los crímenes de Arabia Saudí y su apoyo al terrorismo y la matanza de civiles en países como Irak, Siria y Yemen, que, a su criterio, es una clara violación de los derechos humanos.
Al-Nimr fue detenido en julio de 2012 y condenado a la pena capital el 15 de octubre de 2014 por apoyar las protestas antigubernamentales, defender los derechos de los prisioneros y desobedecer a la familia real que rige el país árabe.
La ejecución del destacado líder chií y otras 46 personas, por supuestos cargos del “terrorismo”, fue duramente criticada por grupos pro derechos humanos, y desató ira y protestas entre las comunidades chiíes de toda la región.
Amnistía Internacional (AI) señaló que las ejecuciones demuestran el “absoluto desprecio por los derechos humanos y la vida” de las autoridades saudíes y consideró la ejecución de Al-Nimr como “política y manifiestamente injusta”.
De igual modo, la organización pro derechos humanos Human Rights Watch (HRW) calificó la medida de “otra mancha” en la historia de los derechos humanos en Arabia Saudí.
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