Según ha confirmado este martes el canciller ruso, Serguei Lavrov, Ucrania —que preside actualmente el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU)— rechazó aprobar una declaración oficial por el fallecimiento del diplomático ruso.
No obstante, el jefe de la Diplomacia rusa ha dudado que el embajador ucraniano ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Vladimir Yelchenko, bloquease la declaración por su propia iniciativa, sino que así le fue ordenado por el Gobierno de Kiev.
No hay duda de que el representante permanente de Ucrania no se atrevería a hacer semejante golfería. Así que se le ordenó", ha lamentado el canciller ruso, Serguei Lavrov.
"No hay duda de que el representante permanente de Ucrania no se atrevería a hacer semejante golfería. Así que se le ordenó", ha lamentado Lavrov.
"El actual Gobierno de Ucrania nos ha acostumbrado al hecho de que esa es la forma en que algunas personas en su país tratan a Rusia", ha agregado el canciller ruso, citado por la agencia rusa de noticias Tass.
A este respecto, más temprano, esta misma jornada, la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Federación de Rusia, María Zajárova, ha condenado, en su cuenta de Facebook, la actitud hostil de Ucrania.
"Esta decisión refleja la naturaleza de los políticos ucranianos, no pueden hacer nada bien, lo estropean todo, incluso a sí mismos", ha escrito la portavoz rusa.
El alto representante de Rusia ante la ONU falleció el lunes en Nueva York, a un día de cumplir los 65 años, como consecuencia de un aparente ataque cardíaco.
Vitali Churkin, nacido en 1953 en Moscú, capital de Rusia, desempeñó diversos cargos, entre ellos director del Departamento del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Unión Soviética y de la Federación Rusa. También fungió como embajador ruso en Bélgica (1994-1998) y embajador de Rusia en Canadá (1998-2003).
Durante su mandato en Nueva York, Churkin defendió siempre la posición de Rusia ante el CSNU, a veces entrando en duelos verbales con las potencias occidentales. En varias ocasiones también aprovechó el derecho a veto de su país para negar algunos proyectos de resolución, entre ellos uno sobre Siria en 2012.
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