Moscú y Ankara tienen miedo de que su muerte pueda perjudicar los lazos bilaterales, cada vez más crecientes. Aunque ambas partes aseguran que sus relaciones no serán afectadas.
El cuerpo del embajador de Rusia, Andrei Karlov, fue recibido en Moscú, capital rusa, por su familia y las autoridades rusas. Karlov fue asesinado a sangre fría, cuando pronunciaba un discurso en una galería de arte en Ankara, la capital de Turquía. El asesino fue un policía antidisturbios turco de solo 24 años.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, envió a 18 investigadores rusos a Turquía para liderar las investigaciones. También ordenó aumentar el nivel de seguridad, tanto dentro, como fuera de Rusia.
Para Rusia, el asesinato de su embajador es un acto terrorista tal como lo calificó el ministro ruso de Defensa, Serguei Shoigu, y un intento para perjudicar las relaciones entre Moscú y Ankara como argumentó el presidente Putin. Mientras que el mandatario de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, está seguro de que lo ocurrido no afectará los lazos bilaterales.
El canciller ruso, Serguei Lavrov, aprovechó la reunión con su homólogo turco, Mevlut Cavusoglu, para enviar un mensaje a los terroristas a lo largo del mundo. Aseguró que actos como el asesinato del embajador Andrei Karlov solo los hacen más fuertes en su lucha contra el terrorismo.
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