Para muchos indocumentados que no tienen la opción de trabajar para una empresa, su fuerza laboral es una herramienta de trabajo y la única solución para llevar el pan a la mesa.
Se les conoce como jornaleros y hacen las veces de jardineros, carpinteros, cargadores, y mil oficios más. Su naturaleza es congregarse en alguna esquina y esperar a que lleguen los empleadores y les ofrezcan trabajo.
Con el paso del tiempo, los jornaleros han pasado de las esquinas de la calle a centros autorizados como este. Pero por cuarto año consecutivo, el centro de jornaleros del centro Los Ángeles conocido como el centro “downtown”, ha tenido que ser reubicado pero no porque les guste mudarse.
Más allá de la humillación, y la inconveniencia de mudar el centro, que es básicamente la única conexión con la fuente de ingresos, los que salen directamente afectados son los jornaleros.
Marcos Vega es originario de Costa Rica y precisamente cuando nuestras cámaras estaban en el centro de jornaleros, sus servicios fueron requeridos por una empleadora que ya sabe que ahí, en el centro de Los Ángeles, puede encontrar mano de obra barata y confiable, por lo que otro cambio de ubicación sería como volver a empezar.
Representantes de los jornaleros a nivel local piden a los políticos de la ciudad de Los Ángeles que si no van a aumentarla el presupuesto anual que otorga centros para los trabajadores, que por lo menos no lo recorten.
La vida de estos trabajadores a destajo presenta muchas complicaciones. Y si a esto le agregamos el estilo nómada que agregan las circunstancias, es como quitarle a quien ya casi no tiene nada.
Víctor Cordero, Los Ángeles.
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