Según los datos de la Asociación para la Libertad de Pensamiento y Expresión (AFTE, por sus siglas en inglés), el Gobierno continúa violando los derechos de los alumnos, registrándose casi un centenar de arrestos.
Pocos son ya los universitarios egipcios que osan tomar parte en protestas celebradas en el campus. Las nutridas movilizaciones estudiantiles que siguieron al golpe de Estado de 2013 se han visto reducidas a su mínima expresión. Quienes se manifiestan tienen poco que ganar y mucho que perder según el estudio difundido por la asociación AFTE sobre libertades académicas en Egipto.
El texto perfila un ambiente represivo que impone cautela en el seno de las organizaciones de estudiantes. Actividades de bajo perfil, relacionadas sobre todo con el apoyo al pueblo palestino, han acabado con la intervención de la policía. El pasado abril, las protestas contra el Ejecutivo egipcio experimentaron un repunte tras la cesión de dos islas en el Mar Rojo a Arabia Saudí. La campaña Los estudiantes no se venden fue inmediatamente sofocada.
En el periodo lectivo 2015-2016 no se registraron muertes de estudiantes en el campus aunque sí que trascendieron casos de jóvenes fallecidos bajo custodia policial. En los dos cursos anteriores 20 universitarios perdieron la vida en manifestaciones. Los abogados que todavía llevan procesos con la presunta implicación de las fuerzas de seguridad se quejan de manipulación en las pruebas.
A la dureza de la actuación del Gobierno y los jueces hay que sumar el puño implacable de las autoridades universitarias. Decenas de alumnos han sido suspendidos, quedando anuladas en muchos caso sus posibilidades de graduarse.
Rocío López, El Cairo.
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