Más de cinco millones de turcos se han concentrado junto a la costa de Estambul para recibir al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
Han acudido cientos de miles de personas. Tantas que han tenido que cerrar las puertas de la Plaza de Yenikapi de Estambul y todavía se han quedado miles de personas fuera.
Desde antes incluso de que empezara el mitin todos los accesos quedaron abarrotados en el que ya es el mayor mitin de la historia de Turquía.
La convocatoria del Presidente Erdogan contra el golpe de Estado y en recuerdo de los mártires ha llenado esta zona hasta la bandera. Una demostración de fuerza y unidad popular evidente en las calles.
Erdogan ha sido recibido entre grandes vítores por sus seguidores. En un largo discurso, ha agradecido la solidaridad de los turcos contra el golpe de Estado, ha abierto la puerta a reintroducir la pena de muerte y ha prometido que el responsable del golpe, según él el predicador residente en Estados Unidos, Fethullah Gülen, será extraditado y rendirá cuentas en Turquía. Además, ha insinuado que hay terceras fuerzas más allá de Gülen, refiriéndose a ciertos países que no mencionó.
La simpatía por Erdogan estaba constantemente presente en las calles. Pero no fue el único protagonista del mitin. Por primera vez en la historia los líderes de dos importantes partidos opositores participaron en una cita junto a Erdogan. El líder del socialdemócrata Partido Popular Republicano (CHP), Kemal Kiliçdaroglu, exigió más libertad de prensa y un país menos autoritario como claves para que no vuelva a haber golpes.
Pese a ser una rara muestra de unidad política, el Partido Democrático del Pueblo turco (HDP, por sus siglas en turco) no fue invitado al mitin porque, según Erdogan, tienen lazos con la guerrilla kurdoturca del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).
Tras este mitin Turquía se erige como un nuevo país. Según los analistas, más alejado de Occidente, pero más abierto al diálogo con otros países de la región.
Lluís Miquel Hurtado, Estambul.
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