El derrumbe de la credibilidad del sistema político es posiblemente el hecho más significativo de 2015, en particular la caída de la popularidad de la presidenta Michelle Bachelet.
El financiamiento ilegal de los partidos por parte de grupos empresariales ensució a partidos del Gobierno y oposición, así como a altos funcionarios.
Las encuestas indican que el nivel de aprobación de los políticos ronda el diez por ciento. Las organizaciones de derechos humanos y sindicales tampoco están de celebraciones.
Estudiantes y organizaciones sociales anticipan un 2016 pleno de movilizaciones. Pero antes de que eso ocurra, Chile deberá pasar uno de los veranos más calientes de la historia.
Alejandro Kirk, Santiago.
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