Se trata de la cuarta noche de protestas en la que miles de peruanos realizaron marchas en diversos puntos del país suramericano para expresar su rechazo al Gobierno de Manuel Merino, que asumió la presidencia después de que el Congreso destituyera a Martín Vizcarra el lunes pasado.
En la capital Lima, los manifestantes se congregaron pacíficamente en la plaza San Martín, el centro histórico de la ciudad, teniendo en mano banderas de Perú y carteles en los que se podía leer “Merino no es mi presidente”, sobre los cuales arremetieron las fuerzas de seguridad de manera violenta.
No obstante, en medio de estas movilizaciones de forma pacífica, la Policía Nacional de Perú (PNP) comenzó a lanzar bombas lacrimógenas y a disparar balines de goma contra los manifestantes.
“Utilizaron bloqueadores de celulares para que la gente quedara incomunicada. Disparos directos al cuerpo. Uso de armas por policías vestidos de civiles, personas detenidas y desaparecidas. Y la TV peruana nada”, denunció un ciudadano peruano en su cuenta de Twitter.
Ciudadanos usaron las redes sociales para denunciar la “brutal” represión y publicaron videos donde se muestra cómo desde un helicóptero lanzaron gases lacrimógenos. Asimismo, los policías lanzaron perdigones contra la gente.
Además, en los vídeos publicados se puede ver a un policía infiltrado como civil haciendo uso de su arma de fuego, o, en otro video, un policía le grita a otro efectivo armado que dispara con su arma en forma directa a los manifestantes: “¡mátalo!”, “¡mátalo!”.
A este respecto, la Defensoría del Pueblo, emitió un mensaje en Twitter para demandar a la Policía el cese “de forma inmediata del uso de gas lacrimógeno y perdigones contra ciudadanas/os que ejercen su derecho a manifestarse. Excesos que pueden configurar graves delitos”.
La destitución de Vizcarra tuvo lugar en medio de acusaciones de corrupción, en el segundo juicio político contra el mandatario en apenas dos meses y a solo cinco meses de las próximas elecciones presidenciales.
Conforme a varios analistas, Perú enfrenta una crisis política, producto de la corrupción en todas las esferas de sus instituciones.
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