El descontento de los panameños en relación al funcionamiento de las instituciones del Estado ha sido la tónica de año 2018. Un año en que se han evidenciado carencias en aspectos como la sanidad o el sistema educativo; al mismo tiempo que la impunidad y el desencuentro entre las autoridades y la población.
La protesta de los movimientos sociales en las calles formó parte de la respuesta popular a las políticas públicas desatinadas. Tal fue el ejemplo del rechazo general al anuncio de aumento en la tarifa eléctrica, que provocó su suspensión en julio pasado y abrió el debate a una posible renacionalización del servicio.
Tras un año detenido en Estados Unidos, el expresidente panameño, Ricardo Martinelli, fue extraditado a Panamá en junio pasado, sin embargo en diciembre la Corte Suprema declinó su competencia en el proceso de los pinchazos, dejándolo en manos de la justicia ordinaria, y por ahora correrá como candidato a la alcaldía capitalina en las elecciones de mayo próximo, por el colectivo Cambio Democrático.
La nueva relación con la República Popular China acapara los titulares en materia internacional, más aún tras la visita del presidente chino, Xi Jinping, a Panamá a inicios de diciembre, aunque permanece el escepticismo sobre el manejo que pueda darle la actual Administración de Juan Carlos Varela a las negociaciones entre ambos Estados.
Los panameños cierran 2018 con la mirada fija en las venideras elecciones generales. En menos de 5 meses escogerán las autoridades que gobernarán el país por los próximos 5 años; aunque no existen planes concretos o propuestas con las que las mayorías se hayan identificado, alimentando de incertidumbre el panorama a futuro.
John Alonso, Ciudad de Panamá.
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