La Asamblea General de la ONU celebró el lunes una sesión trascendental: varios países, entre ellos Francia, Reino Unido, Canadá, Australia, Portugal, Bélgica y Luxemburgo, reconocieron oficialmente al Estado de Palestina.
Este gesto diplomático llega después de más de 75 años de ocupación y tras una guerra genocida que ha dejado más de 65 mil palestinos muertos.
Esto pone en evidencia el altísimo costo humano necesario, para que parte de la comunidad internacional dé este paso.
Sin embargo, este reconocimiento, aunque relevante en lo simbólico, no pone fin a la ofensiva militar israelí. Lo urgente, según la población gazatí y organizaciones, es que la comunidad internacional pase de las declaraciones a los hechos y ejerza presión real para detener la guerra.
El reconocimiento es visto como un paso histórico, ya que refuerza la legitimidad internacional de Palestina y abre la puerta a un mayor respaldo en organismos multilaterales. En paralelo, la ofensiva militar israelí continúa en Gaza y Cisjordania, lo que demuestra que las decisiones diplomáticas no se han traducido en medidas concretas para detener la violencia.
Aquí, en Gaza, este reconocimiento genera esperanza, pero también es recibido con cautela: porque mientras las resoluciones se discuten en Nueva York, las bombas siguen cayendo sobre la Franja.
Huda Hegazi, Gaza.
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