A pesar de los llamados internacionales a Israel para que detenga la demolición de las viviendas palestinas en medio del coronavirus, causante de la COVID-19, los soldados israelíes han incursionado este lunes en la aldea de Kobar, en la ciudad cisjordana de Ramalá, y derribado la casa familiar de un palestino que se halla detenido.
En reacción, el Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS) ha publicado un comunicado en el que condena la continuación de la demolición de los hogares palestinos, y la considera como “un claro reflejo del fracaso de la ocupación israelí para detener a la Resistencia palestina y sus combatientes”.
Tales crímenes, prosigue, también ponen de manifiesto el fracaso del régimen de Tel Aviv en frenar la resistencia de los palestinos ante la expansión de los asentamientos israelíes en la Cisjordania ocupada.
Conforme anuncia la agencia oficial palestina de noticias, WAFA, tras la referida demolición, los palestinos se han reunido en el lugar para protestar contra Israel; no obstante, los soldados israelíes los han atacado con balas de goma y gases lacrimógenos, hiriendo al menos a un palestino en la cara.
Al respecto, HAMAS ha alabado a los palestinos por su firmeza ante las agresiones de Israel, y asegurado que el régimen sionista rendirá cuentas por sus crímenes contra el pueblo y los encarcelados palestinos.
Israel destruye con frecuencia casas pertenecientes a los palestinos en Cisjordania y Al-Quds (Jerusalén) para facilitar la edificación de más y más asentamientos ilegales en los territorios ocupados palestinos.
El gobernador adjunto de Al-Quds ha advertido que al menos 18 000 casas están bajo la amenaza de demolición por parte del régimen israelí tan solo en dicha ciudad santa, hecho que, según afirma, se produce en el contexto de las medidas punitivas de Israel, el desplazamiento forzado y la limpieza étnica.
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