Publicada: sábado, 26 de abril de 2025 18:57

Irán, que mantiene buenas relaciones con Pakistán e India, ha ofrecido su mediación para evitar que la tensión entre ambos vecinos derive en un conflicto abierto.

Por: Xavier Villar

Las relaciones entre India y Pakistán atraviesan uno de sus momentos más delicados en años. Un atentado perpetrado el lunes en la región de Cachemira administrada por India, que dejó un saldo de 26 muertos, ha aumentado considerablemente la tensión en una de las zonas más conflictivas del mundo. El ataque, dirigido contra un grupo de turistas en la localidad montañosa de Pahalgam, ha sido calificado por las autoridades como el más grave contra civiles en la región en las últimas dos décadas.

El primer ministro indio, Narendra Modi, prometió que todos los implicados en el atentado, incluidos quienes hayan colaborado con los atacantes, serán castigados. Las acusaciones de Nueva Delhi apuntan a un respaldo desde el otro lado de la frontera, al denunciar lo que califican de “terrorismo transfronterizo” procedente de Pakistán. India, que se considera víctima de actos terroristas perpetrados desde su vecino, ha intensificado sus medidas diplomáticas y de seguridad.

En respuesta, Islamabad ha rechazado cualquier implicación en el atentado y condenado lo que considera un uso político del suceso. A la par, Pakistán ha expresado su rechazo hacia la decisión del Gobierno indio de suspender de forma unilateral un tratado clave sobre el reparto de aguas del río Indus, que regula el uso compartido de este recurso vital entre ambos países. Este acto ha sido interpretado por las autoridades paquistaníes como un “acto de guerra”, lo que ha contribuido a aumentar aún más la tensión.

Ambos países, que cuentan con armamento nuclear, han tomado medidas diplomáticas para confrontar la situación. India ha cerrado su principal paso fronterizo con Pakistán y ha retirado a sus agregados militares de la misión diplomática en Islamabad. Además, ambos gobiernos han suspendido la emisión de visados para los ciudadanos del país vecino, lo que ha generado un nuevo ambiente de hostilidad.

El conflicto de Cachemira, una región de mayoría musulmana cuya soberanía ha sido motivo de disputa desde la partición del subcontinente en 1947, sigue siendo una fuente constante de fricción entre ambos países. La última escalada refuerza el temor de que una nueva crisis abierta vuelva a poner en peligro la estabilidad de Asia meridional, una región que, además de sus recursos estratégicos, alberga una población de más de 1.6 mil millones de personas.

Medidas drásticas y consecuencias regionales

El miércoles, bajo la presidencia de Modi, el Comité de Seguridad del Gabinete de India adoptó una serie de medidas drásticas. Entre ellas, se decidió reducir el número de diplomáticos en las embajadas de ambos países, de 55 a 30, y suspender el tratado de aguas del Indus. Este tratado, que regula el uso compartido de los recursos hídricos entre India y Pakistán, ha sido considerado fundamental para la cooperación y estabilidad en la región, por lo que su suspensión ha incrementado las tensiones.

Además, India cerró el único paso fronterizo activo entre los dos países y ordenó que todos los ciudadanos pakistaníes que hayan ingresado a India a través de este paso abandonen el país antes del 1 de mayo. Aquellos que llegaron bajo la exención de visado del SAARC (Asociación de Cooperación Regional de Asia del Sur) deben salir en un plazo de 48 horas.

Estas medidas, tomadas por India como respuesta al atentado y a las acusaciones de Pakistán, no han sido bien recibidas en Islamabad. En respuesta, el Comité de Seguridad Nacional de Pakistán advirtió que cualquier intento de India de desviar el curso del río Indus sería considerado un acto hostil y equivalente a una declaración de guerra. Pakistán, por su parte, también ha suspendido inmediatamente todo comercio con India, incluyendo las transacciones a través de terceros países que utilicen su territorio, y ha cerrado su espacio aéreo a todos los vuelos indios.

El papel de Irán: mediador y puente entre dos vecinos

Ante este creciente clima de tensión, Irán, que mantiene buenas relaciones con ambos países, ha ofrecido su mediación para evitar que la situación derive en un conflicto abierto. El Ministro de Exteriores iraní, Abbas Araqchi, expresó la disposición de Teherán para facilitar el entendimiento entre India y Pakistán. En un mensaje publicado en la red social X, Araqchi subrayó que Irán considera a ambos países “hermanos y vecinos” con relaciones profundas que se remontan a siglos de historia compartida.

“India y Pakistán son hermanos y vecinos de Irán, y las relaciones entre ellos tienen raíces profundas en vínculos culturales y civilizacionales que se remontan a cientos de años. Los consideramos, como a otros vecinos, nuestra prioridad principal”, afirmó Araqchi, destacando la importancia de las relaciones de buena vecindad y cooperación regional.

Este enfoque subraya la visión de Irán de que un conflicto entre India y Pakistán debe evitarse a toda costa. El gobierno iraní, que a lo largo de los años ha cultivado relaciones tanto con India como con Pakistán, ha ofrecido su mediación como una alternativa pragmática a la escalada de tensiones. Desde la perspectiva de Irán, un conflicto abierto no solo sería perjudicial para la estabilidad regional, sino que también podría tener repercusiones globales, dada la capacidad nuclear de ambos países.

Irán: un mediador con lazos profundos con India y Pakistán

En el pasado, Irán ha ofrecido su mediación como una opción distinta a las propuestas de otros actores internacionales, como Arabia Saudita, que también se ha mostrado interesado en influir en las dinámicas del subcontinente. La propuesta iraní se distingue por su enfoque pragmático, basado en las históricas relaciones positivas que Irán mantiene tanto con India como con Pakistán. A diferencia de otras naciones, Irán ha tratado de mantenerse en una posición neutral, sin involucrarse de forma directa en las disputas internas de sus vecinos, pero ofreciendo un espacio para el diálogo.

Teherán considera que su rol de mediador podría resultar más efectivo y aceptable para ambas partes debido a su posición geográfica, su cercanía cultural y las relaciones históricas que ha cultivado con ambos países. Pakistán, por ejemplo, es uno de los principales socios comerciales de Irán en la región, mientras que las relaciones con India han mejorado considerablemente en los últimos años, especialmente con el fortalecimiento de los lazos en áreas como la cooperación en el puerto de Chabahar, en el sureste de Irán.

Un interés común: evitar la escalada

El temor a que la situación entre India y Pakistán pueda escalar hacia un conflicto mayor no es infundado. Ambos países cuentan con armamento nuclear, y un enfrentamiento podría tener consecuencias devastadoras no solo para la región, sino también para la estabilidad global. En este contexto, la mediación de Irán se presenta como una opción viable para evitar un conflicto de gran escala.

A pesar de las diferencias históricas y políticas entre ambos países, Irán tiene la capacidad de actuar como puente, gracias a su relación amistosa con las dos naciones. El país ha demostrado en el pasado su disposición a mediar en la resolución de disputas de manera pacífica, como lo ha hecho en otros escenarios, siempre desde una postura de respeto mutuo y diplomacia.

En este sentido, Irán ha reiterado su voluntad de poner a disposición sus “buenos oficios” para promover un entendimiento más profundo entre India y Pakistán. Este compromiso refleja la visión de Teherán de que la diplomacia y la negociación son los únicos caminos viables para resolver disputas tan profundamente arraigadas.

Conclusión: Un llamado a la paz en un momento crítico

La tensión entre India y Pakistán sigue siendo una de las principales amenazas para la paz y la estabilidad en Asia meridional. Ante la gravedad de la situación, la mediación de Irán se presenta como una oportunidad para evitar un conflicto catastrófico. El papel de Irán, con su capacidad de diálogo y su compromiso con la estabilidad regional, puede ofrecer una vía para desescalar las tensiones y fomentar un proceso de paz que beneficie a ambos países.

En este momento crítico, las partes involucradas deben valorar la importancia del diálogo y el entendimiento mutuo. Irán, como mediador imparcial, podría desempeñar un papel clave para evitar que la situación se transforme en un conflicto abierto que pondría en riesgo no solo la paz en la región, sino también el bienestar de sus poblaciones y el equilibrio global.