Esta “política de vecindad” tiene su origen en la propia visión estratégica de Irán con respecto a la región y sus países vecinos. Esta visión siempre ha estado guiada por la voluntad de resolver posibles conflictos intra-regionales de manera diplomática, reconociendo que son los países de la región quienes deben discutir las bases de una convivencia política, sin que actores extranjeros, en particular Estados Unidos, puedan establecer las políticas regionales.
Para Irán, esta “política de vecindad” se basa principalmente en fomentar las relaciones económicas y comerciales con países vecinos y potencias no occidentales. Es importante destacar que desde el comienzo del mandato del presidente Raisi, la atención hacia los países vecinos y de la región ha sido una de las principales prioridades del aparato diplomático iraní.
El “tráfico diplomático” durante los dos años de gobierno de Raisi, a través de numerosas visitas de funcionarios de países de la región a Irán y viceversa, demuestra la importancia que la región tiene para el gobierno iraní.
Esta importancia se evidenció claramente en el primer viaje de Raisi como presidente a Tayikistán, con el objetivo de participar en la vigésima reunión de jefes de Estado de la Organización de Cooperación de Shanghái.
Igualmente, son destacables los dos viajes de Raisi a Turkmenistán. El primero de ellos para asistir a la cumbre de jefes de Estado de la Organización de Cooperación Económica (ECO) —el objetivo principal de la ECO es fomentar la integración económica entre sus miembros, promover el comercio, la inversión y el desarrollo de infraestructuras regionales. Los países miembros de la ECO son Afganistán, Azerbaiyán, Irán, Kazajistán, Kirguistán, Pakistán, Tayikistán, Turkmenistán y Turquía—. Durante esta cumbre, se firmó un acuerdo trilateral de transporte de gas entre Irán, Turkmenistán y Azerbaiyán.
En su segundo viaje, Ebrahim Raisi asistió a la sexta cumbre de los países ribereños del mar Caspio. Durante esta cumbre, el presidente se reunió y mantuvo conversaciones con responsables políticos de Rusia, Turkmenistán, Kazajistán y Azerbaiyán.
Posteriormente, el presidente iraní viajó a Catar, donde firmó varios documentos de cooperación con el país. Durante esta visita, se buscó ampliar la colaboración y fortalecer las relaciones bilaterales entre Irán y Catar. El objetivo de este viaje fue fortalecer la colaboración en diversos campos y promover el desarrollo conjunto en beneficio mutuo, según las palabras de Raisi.
Meses más tarde, Raisi visitó Omán, en donde mantuvo conversaciones con el Sultán Haitham bin Tariq Al Said. Durante este viaje, se firmaron doce acuerdos de cooperación entre ambas partes, lo que supuso la expansión de la colaboración entre Irán y Omán en diversas áreas, incluyendo políticas, transporte, relaciones comerciales y económicas, medio ambiente, deportes, energía y ciencia.
También se pueden mencionar los viajes oficiales de Ebrahim Raisi a Uzbekistán para participar en la vigésima segunda Cumbre de Jefes de Estado de la Organización de Cooperación de Shanghái y a Kazajistán, para asistir a la cumbre de líderes de los países miembros de la Conferencia para la Interacción y Medidas de Fomento de la Confianza en Asia (CICA) —el objetivo de la CICA es crear un ambiente propicio para el diálogo y la resolución pacífica de conflictos en la región—.
Hay que destacar, de manera especial, el viaje del presidente iraní a Damasco, Siria, durante el cual se firmaron numerosos acuerdos de cooperación en diversas áreas, incluyendo cooperación comercial, energía, prevención de desastres y asistencia humanitaria, así como asuntos relacionados con las peregrinaciones.
A nivel discursivo, es importante destacar que la República Islámica, desde su establecimiento, ha buscado construir una identidad política autónoma. En su política exterior, esta visión implica salir del marco securitario impuesto por la visión occidental. Irán, igualmente, considera que cualquier intento de construir una alternativa política es percibido como una amenaza a los intereses regionales occidentales.
Desde una perspectiva psicoanalítica, el paradigma securitario implica estar constantemente bajo la mirada vigilante de Occidente, lo que conlleva estar sometido a sus mecanismos de control y disciplina.
La “política de vecindad” implementada por la República Islámica es una respuesta política autónoma a las necesidades regionales. La importancia en términos políticos de la región se explica, además, por la necesidad de continuar desvinculándose de Occidente tanto en términos políticos, económicos y epistémicos. A este respecto, es interesante citar las palabras del ayatolá Jamenei en las que criticaba el enfoque del anterior gobierno, encabezado por Rohani: “En cualquier ocasión en la que se depositó confianza en Occidente, los resultados no fueron exitosos.”
En conclusión, la “política de vecindad” forma parte de la visión que la República Islámica tiene sobre sí misma como un “gran poder Islámico”, cuyo objetivo prioritario es la construcción de una identidad política musulmana autónoma. Esta política autónoma representa una redefinición de la idea de poder, entendida como la capacidad de acción independiente. En este sentido, Irán y su política regional se muestran como efectivamente autónomos e independientes, ya que la República Islámica es capaz de actuar a pesar de los intentos estadounidenses e israelíes por impedir dicha acción.
Por: Xavier Villar
