“No voy a comentar nada sobre las acciones militares de EE.UU. Pero si realiza un ataque aéreo en respuesta al uso de armas químicas (…), entonces Australia pasaría a apoyar cualquier acción que esté dirigida de forma calibrada y proporcionada”, ha afirmado Bishop.
La jefa de la Diplomacia australiana ha recordado que su país apoyó también los ataques estadounidenses contra Siria en abril del año pasado, debido a que, en su opinión, fueron “calibrados”, “dirigidos” y “proporcionados”.
Hace un año, la Administración del presidente estadounidense, Donald Trump, ordenó un ataque con unos 60 misiles de crucero modelo Tomahawk contra la base aérea siria de Al-Shairat, en la provincia central de Homs, presuntamente por un incidente químico en Jan Sheijun (oeste).
No voy a comentar nada sobre las acciones militares de EE.UU. Pero si realiza un ataque aéreo en respuesta al uso de armas químicas (…), entonces Australia pasaría a apoyar cualquier acción que esté dirigida de forma calibrada y proporcionada”, afirma la ministra de Asuntos Exteriores de Australia, Julie Bishop, en relación con un posible ataque de EE.UU. a Siria.
La postura de Bishop no está secundada por todos los políticos australianos. La líder de la oposición en el Senado, Penny Wong, ha hablado con cautela sobre una eventual acción militar contra Siria y ha insinuado que no es la mejor opción.
“No voy a entrar en hipótesis sobre una respuesta militar. Creo que la presión que debería aplicarse internacionalmente tendría que estar destinada a la investigación independiente” sobre lo ocurrido en la ciudad de Duma, ha insistido Wong.
EE.UU. y sus aliados aseguran que el Gobierno de Siria está detrás de lo ocurrido en Duma e intentan usar su teoría para atacar las posiciones militares del país árabe. Damasco, por su parte, rechaza estas acusaciones, recordando la destrucción total de su arsenal químico en 2016.
De cualquier manera, el Ejército sirio está tomando precauciones ante un posible ataque estadounidense en su contra y este miércoles ha trasladado sus aviones de combate a las bases militares que tiene Rusia en las provincias de Latakia y Tartus, en el noroeste del país árabe.
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