El presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Jorge Rodríguez, anunció el domingo después de reunirse con familiares de las víctimas, que se conformará una comisión de diputados para investigar “los graves hechos que condujeron al asesinato de venezolanos en aguas del mar Caribe”.
“No hay una guerra declarada [entre EE.UU. y Venezuela], por lo tanto, esto no puede clasificarse como otra cosa que homicidio”, declaró en una conferencia de prensa.
La investigación parlamentaria, explicó, examinará versiones, según las cuales, las Fuerzas Armadas de Estados Unidos realizaron un segundo ataque contra una embarcación sospechosa de transportar droga el pasado 2 de septiembre, luego de que un bombardeo inicial no acabara con la vida de todos los tripulantes.
Rodríguez, una figura clave dentro del Gobierno del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, también cuestionó la efectividad real de la operación militar estadounidense. Sugirió que, lejos de frenar el tráfico de drogas, la estrategia podría responder a una “patraña” orientada a agredir a Venezuela y promover un cambio de régimen.
En la rueda de prensa planteó preguntas directas: “¿Alguien está midiendo cómo está la prevalencia de consumo de sustancias ilícitas en Estados Unidos en este momento?, ¿alguien está midiendo si ha disminuido el tráfico y microtráfico de fentanilo, cocaína o marihuana en los Estados Unidos?”.
Según el presidente de la Asamblea Nacional, cuando se publiquen las cifras oficiales, a finales de 2025, quedará en evidencia que “no ha hecho sino aumentar el consumo de sustancias ilícitas en los Estados Unidos”.
Aseguró que, si la demanda crece, es porque también lo hace la oferta, lo que demostraría que “sigue habiendo tráfico de sustancias ilícitas hacia los Estados Unidos”, a pesar del despliegue militar en el Caribe. De acuerdo con Rodríguez, esta lógica desmonta la premisa de éxito de la operación norteamericana.
Desde el pasado mes de agosto, Estados Unidos ha desplegado frente a las costas de Venezuela buques de guerra, un submarino, aviones de combate y tropas, bajo pretexto de luchar contra el narcotráfico. Desde septiembre, ha llevado a cabo varios bombardeos contra lo que denomina narcolanchas en el mar del Caribe y el océano Pacífico, que han dejado decenas de muertos.
Por su parte, Caracas considera estas maniobras como una agresión armada dirigida a imponer un cambio de régimen, y denuncia que el verdadero objetivo es apropiarse de los recursos estratégicos del país, como el petróleo, el gas y el oro.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció el sábado el “cierre total” del espacio aéreo sobre y alrededor de Venezuela, intensificando las tensiones en una región donde la presencia militar estadounidense crece rápidamente. La medida coincide con la instalación de un radar militar de EE.UU. en Trinidad y Tobago, a pocos kilómetros de la costa venezolana.
En respuesta a estas acciones, el ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, subrayó la determinación del país de salvaguardar su soberanía “al costo que sea”. “Venezuela responderá con dignidad, legalidad y la fuerza moral de un pueblo que jamás permitirá que se mancille su honor. Defenderemos nuestra soberanía al costo que sea”, aseguró.
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