Publicada: lunes, 2 de enero de 2017 1:04
Actualizada: lunes, 2 de enero de 2017 2:14

El 2016 fue un año caracterizado por las protestas civiles contra instituciones gubernamentales ante la escasez de resultados.

La Ciudad de México (capital) fue el escenario preferido de todo tipo de organizaciones para protestar contra el Gobierno mexicano. Miles de marchas, sí; miles. Entre las más significativas, campesinos de todo el país, protestaron por los recortes presupuestales y la inequidad de oportunidades para progresar. No se cansaron de pregonar que el Gobierno Federal, los tiene en el abandono. 

Otros que marcharon todo el año, cada mes sin recibir respuestas claras, fueron los padres de los 43 de Ayotzinapa. En septiembre pasado, sus hijos cumplieron dos años desaparecidos. Los padres dicen que el Gobierno tiene una gran deuda con ellos y con la sociedad entera.

Los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), fueron un dolor de cabeza para millones de capitalinos. En su lucha contra la Reforma Educativa, bloquearon decenas de veces, calles y avenidas vitales de la Ciudad de México.

Este fue su argumento principal, pero al final del 2016, la Reforma Educativa, siguió su curso y la CNTE se debilitó. Pero otros movimientos sociales, iniciaron con fuerza como las manifestaciones contra el presidente Enrique Peña Nieto, pero la última de ellas, en noviembre, apenas reunió unos cuantos cientos de marchistas que exigieron la renuncia del presidente.

Los campesinos tuvieron un mal año. La falta de presupuesto los lanzó a las calles, los maestros disidentes se quejaron de una deficiente se quejaron deficiente Reforma Educativa, los padres de familia de los 43 de Ayotzinapa, vieron pasar 12 meses sin respuestas y el presidente Peña Nieto, vio como crecieron las marchas en su contra.

Arturo Calvillo, Ciudad de México.

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