Según informó el sábado Víctor Antonio Carrancá, fiscal general del estado de Puebla (centro), donde fueron hallados los resto, las víctimas fueron secuestradas en los meses de octubre y noviembre del año pasado y sus cuerpos fueron calcinados dentro de "tambos" (cubos grandes) de metal con el objeto de que no pudieran ser localizados y borrar pruebas.
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