El temor y la incertidumbre crecen a medida que se acerca el día en que el nuevo presidente de los Estados Unidos asuma su cargo. De llevarse a cabo su política antiinmigrante la endeble economía hondureña se vendría a pique.
Las remesas que los hondureños inmigrantes envían desde los Estados Unidos constituyen el 18 % del Producto Interno Bruto (PIB) de Honduras. Según cifras oficiales y de onegés los deportados hondureños ascendieron a más de 22.000, solo en el 2016 muchos de estos intentaron ingresar nuevamente a los EE.UU. sin poder lograrlo.
Muchos de los migrantes se han ido de Honduras porque sus vidas peligraban, de retornar a su país podrían enfrentar la muerte. Hasta el momento el Gobierno hondureño no cuenta con ningún plan para hacer frente a las políticas antiinmigrantes, su única esperanza es que estas no se lleven a cabo.
Dassaev Aguilar, Tegucigalpa.
mhn/hnb
