Esta solo es una muestra de la ruptura entre el presidente y el vicepresidente de Guatemala, Guillermo Castillo, y que repercute en decisiones de estado, por ejemplo la elección de magistrados titular y suplente a la Corte de constitucionalidad en donde el presidente en consejo de ministros elije directamente, aunque las diferencias empezaron desde que tomó posesión Giammattei, incluso cabe la posibilidad de una renuncia.
Los ministerios están a cargo del Ejecutivo pero mucha de esa responsabilidad recae sobre el vicepresidente quien se ha visto desplazado por las decisiones unilaterales del presidente y ministros.
El mandatario no tiene empacho en demostrar abiertamente las diferencias entre los dos. El riesgo es que el presidente absorba las funciones del vicepresidente y le dé más amplitud en su afán de controlar el poder.
La concentración del poder no solo se está gestando a lo interno del ejecutivo sino además en el legislativo y el judicial y con las recientes elecciones también Giammattei controlará la Corte de Constitucionalidad.
Miguel Salay, Ciudad de Guatemala.
mrz/rba
