• 2019 fue un año de movimientos sociales y protestas en Francia
Publicada: domingo, 29 de diciembre de 2019 13:53

Desde el movimiento de los Chalecos Amarillos y su lucha semanal por mejores condiciones de vida, hasta una huelga de transportistas que ha paralizado a Francia.

El año 2019, para los franceses, estuvo salpicado de protestas callejeras y tensiones sociales.

Francia venía arrastrando desde noviembre de 2018 una de las mayores protestas sociales de su historia reciente: el movimiento de los chalecos amarillos.

Estas iniciaron por una subida en los impuestos del combustible, se convirtieron en un rechazo rotundo a las políticas sociales y económicas del presidente Emmanuel Macron, apodado “président des très riches”, el presidente de los muy ricos.

Cada semana, cada sábado, las grandes ciudades han sido escenario del descontento social materializado en forma de ira.

El movimiento contestatario se extendió pronto y amplió sus reivindicaciones. Ya no sólo se trataba de frenar la ecotasa, sino denunciar el costo de la vida y las políticas comerciales del gobierno.

Como una forma de apaciguar el enfado, el gobierno propuso una serie de medidas económicas y abrió un debate nacional.

No obstante, para ese entonces, las exigencias eran mayores: desde el aumento de salarios, pasando por mayor una participación de la ciudadanía en las decisiones políticas hasta la renuncia de Macron.

Un año después, las protestas se saldaron con unas 11 000 detenciones y 400 condenas de cárcel efectiva. Hubo 11 muertos.

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En abril, las protestas se ensombrecieron momentáneamente por una noticia que impactó en los franceses: ante la mirada atónita de muchas personas, la catedral de Notre-Dame, uno de los símbolos arquitectónicos de París, fue pasto de las llamas. El techo de madera se desplomó y causó daños graves.

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En diciembre, otra ola de protestas se sumó al movimiento de los chalecos amarillos: la huelga general de transportistas. Desde el 5 de diciembre, Francia se encuentra en un estado de parálisis parcial.

Trenes urbanos e interurbanos, autobuses y taxis, todo el sistema de transporte ha entrado en una huelga indefinida.

Las protestas se originan por el último capricho social de Macron: una reforma del sistema de pensiones, que podría perjudicar seriamente los derechos de millones de pensionistas galos, aunque el Elíseo diga justo lo contrario.

Pese a las dificultades que causan en su día a día, los franceses no abandonan la lucha. Más del 60 % de los ciudadanos apoyan las manifestaciones.

según el historiador Herrick Chapman, la centralización del poder por parte del general de Gaulle al crear la Quinta República francesa fue tan excesiva que hizo de las protestas callejeras la única “alternativa dinámica a la política gubernamental”.

akm/hnb