Se trata de Jonathan Attias, de 34 años, Caroline Pérez, de 35, y sus dos hijas pequeñas que decidieron volver a la naturaleza y vivir en una cabaña.
Abogan por la “desobediencia fértil”, un retorno a la naturaleza para “regenerarla”, que no es necesariamente del gusto de los vecinos. No quieren ocultarse de la ley, sino que buscan cambiarla.
Attias y Pérez construyeron una cabaña en un terreno de tres hectáreas compartido con un amigo. También viven allí otras dos personas.
“Queremos mostrar que es posible que la gente viva con y en la naturaleza”, dijo Attias, quien brinda asesoramiento práctico a entusiastas que quieren vivir desconectadas en cabañas o casas temporales.
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