Varias ciudades de Estados Unidos han vivido una jornada de protestas contra la brutalidad policial. Las marchas son una reacción a la decisión de la fiscalía del estado de Kentucky de no acusar a los agentes de policía que mataron el pasado marzo a la afroestadounidense Breonna Taylor.
La mayor protesta se produjo en Louisville, la ciudad en que Taylor fue asesinada. En esta urbe, se declaró toque de queda y la Guardia Nacional se desplegó para reprimir las marchas. Sin embargo, la indignación por la discriminación llegó a las calles de todo el país, desde Nueva York y Boston hasta Washington y Los Ángeles. Los manifestantes piden justicia por la joven afrodescendiente.




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